The Abyss of Contemporaneity: When Art Forgets its Soul


In the world of contemporary art, a silent yet palpable drama has unfolded. We find ourselves at a critical juncture in the history of art, where the avant-garde seems to have lost its way. While galleries and museums celebrate a constant wave of paintings and works supposedly "valid" for their contemporaneity, a shadow looms over technical, artistic, and aesthetic quality. The question we must confront is: What is to be expected when artistic benchmarks are works devoid of talent?

Since time immemorial, art has emerged as a sublime manifestation of human skill and creative expression. However, in the era of unbridled contemporaneity, we stand at a crossroads. Standards of quality have been replaced by the urgency of the "new" and the "innovative." Technique, mastery, and artistic depth have been sidelined in favor of novelty, provocation, and speed. But at what cost?

Contemporary art, in its quest to break barriers and challenge conventions, has fallen into a perilous trap. Works that should be beacons of human creativity often devolve into mere exercises in bewilderment and cognitive banality. Unfortunate paintings, lacking technical prowess, intellectual intent, depth, or aesthetic appeal, flood art galleries and museums. The art market becomes saturated with these creations, diverting attention from genuine works that are, of course, also contemporary.

Contemporaneity in art is vital, as it reflects the concerns and voices of our ever-changing society. However, we must not forget that technical quality and artistic excellence are the cornerstones of enduring art. The absence of these qualities threatens to relegate contemporary art to another passing fad, incapable of transcending its own time.

Amidst this artistic drama, we must remember the importance of critical dialogue and objectivity in the evaluation of contemporary art. We are all part of this situation. Critics, scholars, and the general public bear the responsibility of distinguishing between authentic works and those lacking merit. Galleries and museums showcase only one facet of the art market, and few dare to question their own authority and heritage. This debate is essential to maintain the integrity of the art world and ensure that works remain relevant and meaningful over the years.

We stand at a critical juncture in the evolution of contemporary art. Will it be remembered as a bold revolution or as a tragic failure that sacrificed quality for novelty? The answer lies in how the art world navigates the delicate balance between the contemporary and the timeless, between innovation and quality.

Ultimately, the key to preserving and enhancing quality in contemporary art lies in a collective commitment to artistic excellence and critical evaluation. By taking these measures, we can contribute to making the world of contemporary art a space where innovation and quality coexist harmoniously, ensuring that today's works remain relevant and meaningful in the future.

[ESP]

"El Abismo de la Contemporaneidad: Cuando el Arte Olvida su Alma"

En el mundo del arte contemporáneo, se ha desatado un drama silencioso pero palpable. Nos encontramos en un momento crítico en la historia del arte, donde la vanguardia parece haber perdido su camino. Mientras las galerías y museos celebran una ola constante de pinturas y obras supuestamente "válidas" por su contemporaneidad, una sombra se cierne sobre la calidad técnica, artística y estética. La pregunta que debemos enfrentar es: ¿qué se espera cuando los referentes artísticos son obras sin talento?

Desde tiempos inmemoriales, el arte surge como una manifestación sublime de la habilidad humana y su expresión creativa. Sin embargo, en la era de la contemporaneidad desenfrenada, nos encontramos en una encrucijada. Los estándares de calidad han sido reemplazados por la urgencia de lo "nuevo" y lo "innovador". La técnica, la maestría y la profundidad artística (humana) han sido relegadas a un segundo plano en favor de la novedad, la provocación y la rapidez. Pero, ¿a qué costo?

El arte contemporáneo, en su afán por romper barreras y desafiar convenciones, ha caído en una trampa peligrosa. Las obras que deberían ser un faro de la creatividad humana a menudo se convierten en meros ejercicios de desconcierto y banalidad cognitiva. Pinturas desafortunadas, carentes de destreza técnica, sin intención intelectual, ni profundidad ni atractivo estético inundan las Galerías de Arte y museos. El mercado del arte se satura con estas creaciones, desviando la atención de obras genuinas que por supuesto, también son contemporáneas.

La contemporaneidad en el arte es vital, ya que refleja las inquietudes y las voces de nuestra sociedad en constante cambio. Sin embargo, no debemos olvidar que la calidad técnica y la excelencia artística son las piedras angulares del arte perdurable. La falta de estas cualidades amenaza con convertir al arte contemporáneo en otra moda pasajera, incapaz de trascender su propio tiempo.

En medio de este drama artístico, debemos recordar la importancia de un diálogo crítico y la objetividad en la evaluación del arte contemporáneo. Todos somos parte de esta situación. Los críticos, académicos y el público en general tienen la responsabilidad de discernir entre las obras auténticas y las que carecen de mérito. La Galerias y Museos solo muestran una versión del mercado del Arte, y pocos se atreven con cuestiones que pongan en duda su propia autoridad y patrimonio.
Este debate es esencial para mantener la integridad del mundo del arte y para asegurarnos de que las obras sigan siendo relevantes y significativas con el paso de los años.

Nos encontramos en un punto crítico en la evolución del arte contemporáneo. ¿Será recordado como una revolución audaz o como un trágico fracaso que sacrificó la calidad en aras de la novedad? La respuesta recae en cómo el mundo del arte aborda el delicado equilibrio entre lo contemporáneo y lo atemporal, entre la innovación y la calidad.

En última instancia, la clave para mantener y mejorar la calidad en el arte contemporáneo es un compromiso colectivo con la excelencia artística y la evaluación crítica. Al tomar estas medidas, podemos contribuir a que el mundo del arte contemporáneo sea un espacio donde la innovación y la calidad coexistan de manera armoniosa, asegurando que las obras de hoy sigan siendo relevantes y significativas en el futuro.